NUESTRO MINISTERIO DE ORACIÓN

DIOS NOS HA LLAMADO A ORAR… PERO TAMBIÉN A ENSEÑARLE A ORAR AL PUEBLO DE DIOS

Alguien dijo por ahí que cuando trabajamos, trabajamos; pero cuando oramos, Dios trabaja. Me he dado cuenta de que el mejor trabajo que puedo hacer es orar y capacitar a otros para que dirijan las oraciones con pasión para ver a Dios trabajar. Es una inversión que trae cambio en la vida y una renovación permanente a medida que edificamos una casa de oración —juntos.

En una de mis primeras predicaciones en El Hogar Cristiano, resaltaba la importancia de la oración como una de las cuatro columnas de la iglesia del Señor. Orar en lo secreto, como nos enseñó Cristo, es muy importante. La oración es la respiración del cristiano, así como la lectura y estudio de la Biblia es nuestro alimento.

Aprender a orar en comunidad, a abrir nuestro corazón a Dios en la congregación de los santos, y expresar todo el amor y la gratitud que sentimos hacia Él, debe ser una prioridad en nosotros, para que lleguemos a deleitarnos en Su presencia y disfrutar de la libertad que tenemos en Cristo.

La tendencia natual de la mayoría de las personas es a satisfacerse ellas mismas, es una tendencia egoista. Así que promover el deseo de buscar a Dios es esencial para revitalizar la iglesia y subir a un nivel superior en nuestra relación con Dios y por tanto, en nuestra propia vida. Entrar en la presencia de Dios, en algunos casos no cambiará nuestros problemas, pero cambiará nuestro corazón y la forma en que los vemos y la importancia que les damos. Tenemos la promesa de parte de Dios, de que si buscamos primeramente Su reino y Su justicia, Él nos dará todas las demás cosas por añadidura, y que Él estará con nosotros TODOS los días, hasta el fin del mundo. Seamos obedientes, confiemos en Él!.

En el ministerio de oración, edificar los corazones de los líderes de oración es el paso más importante, pues «el ministerio de oración nunca llegará más allá de la pasión personal de aquellos que lo dirigen.»

TRES ATRIBUTOS DE UN LIDER DE ORACIÓN. Hay tres atributos necesarios en los líderes de oración. El primero es motivación. Los líderes deben tener en claro en su mente y corazón la razón por la cual oramos. No es una estrategia para hacer crecer la iglesia; no es torcer el brazo de Dios para alcanzar una renovación. La oración no se trata de la iglesia. El enfoque debe ser buscar a Dios y conocerlo, no buscar lo que puede hacer por nosotros. «Dios no está pensando si ustedes oramos por esto o pòr aquello, si nos acordamos de la India o de Latinoamérica. Él simplemente se deleita de que estemos dirigiendo a Su pueblo hasta su presencia.»

El segundo atributo es convicción. Si desarrollamos 100 programas en nuestra iglesia, algunas personas piensan que la oración es el programa número 101, el último de la lista. ¿Por qué será que en la mayoría de las iglesias el culto de oración tiene una baja asistencia?. La oración no es otro programa en la iglesia, la oración es lo que mueve todo lo que hacemos en la iglesia y fuera de la iglesia.

El tercer atributo es la persistencia. A veces somos como la gaseosa, empezamos con mucha fuerza y a lo largo del tiempo, vamos decayendo hasta que lo dejamos. La Palabra de Dios es imperativa en esto: orad sin cesar!. Es por ello que debemos inspirar a otros a orar como un llamado permanente.

Nuestra cultura individualista y egoista nos roba la visión para la oración colectiva. Muchos creen que la devoción privada es lo ideal. Y como nos decía el profesor de Matemáticas: «es necesaria, pero no suficiente». La Biblia nos enseña que la iglesia oraba en comunidad, desde el principio. En el aposento alto estaban todos unánimes juntos. No sólo físicamente juntos, sino unidos en un mismo sentir. Y Jesús también nos enseñó a orar en un sentido colectivo. El lenguaje de Mateo 6 es esencialmente: «Vosotros, pues, orad de esta manera: “Padre nuestro” y “danos hoy el pan nuestro de cada día”». Su ideal era que oráramos en comunidad. Las personas que han reflexionado sobre esta enseñanza a veces preguntan: «¿Qué es más importante, la oración privada o la colectiva?» Y la respuesta es bien sencilla, sólo pregúntate «¿qué pierna utilizas más para caminar, la derecha o la izquierda?»

NECESITAMOS MÁS DE LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRA VIDA. La oración es esa escalera que nos puede elevar hasta la presencia de Dios. Jesús le enseñó a sus discípulos a empezar con adoración —«Santificado sea tu nombre». Al comenzar con la adoración, dirigimos a las personas a que estrechen su comunión con Dios, en lugar de enfocarse en informarle a Dios todos los problemas que Él ya conoce.  «Si oramos para buscar el rostro de Dios, veremos y conoceremos Su mano. Pero si buscamos Su mano, perderemos de vista su rostro.»

NUESTRA REUNIÓN DE ORACIÓN ES LOS VIERNES A LAS 8PM
Cuando vengas a la reunión de oración, ven preparado y con expectativas. Trae algún pasaje bíblico, una alabanza, o una palabra que el Señor te haya dado en esa semana, para compartirla con los demás. Me gusta deleitarme en la presencia de Dios y que Él nos lleve a realizar declaraciones de Su carácter y a expresar nuestra gratitud con naturalidad, o nos lleve a levantar cantos espontáneos de alabanza. Todas las peticiones deben quedar en espera hasta que le hayamos adorado y nos hayamos conectado con el corazón, la mente de Dios y los propósitos de Su reino.

Que Dios te bendiga

JUAN-CARLOS MARTINEZ